Definir el trabajo ha sido tarea de distintas disciplinas, preguntarnos qué es y para qué sirve no es una acción superficial. El significado, orientación e importancia que le demos está determinada por la historia y el contexto. Sennett por ejemplo, hace una análisis del trabajo en la comunidad cristiana occidental, y en su recorrido histórico identifica que el trabajo cristiano ha tenido por objeto aportar un refugio de un mundo pecaminoso; luego identificó que en cuanto más arduo fuera el trabajo, mayor sería su valor moral; en la Edad Media el trabajo dignificaba al cuerpo al construir un lugar; durante la Alta Edad Media era considerado como una acción para la comunidad.
Como sujetos de lo político nos construimos a nosotros mismos a partir del otro, identificando quién es mi amigo y quién es mi enemigo. En la etapa histórica que analiza Sennet, la iglesia católica y sus derivaciones eran amigos del trabajador, por eso concebían el trabajo de esa forma. Los protestantes, también le otorgaban un valor religioso de salvación al trabajo, por eso era considerado como vocación y era planeado detalladamente; el capitalismo adoptó la idea de planificación pero hizo a un lado el valor religioso para guiarse por el fin de acumulación según explica Weber. Hoy vale la pena preguntarnos quién es el amigo y quién es el enemigo del trabajador.
La esencia del trabajo ahora quizá siga siendo -para el empleado- una acción colectiva porque vela por su familia, para el empresario puede ser sólo un medio que lo lleva a su fin el cual es obtener ganancias ¿Qué es el trabajo? ¿Qué significado tiene? ¿Es un castigo? ¿Es una bendición?
La pandemia ha acrecentado la desigualdad laboral, la informalidad de empleos, ha evidenciado que necesitamos mejores condiciones laborales y recientemente nos mostró el problema que significa el outsourcing o subcontratación. La subcontratación incluye en la relación laboral a un intermediario al que alguna empresa transfiere responsabilidades específicas. “Las empresas subcontratan porque reducen sus gastos generales en sus operaciones diarias, lo que aumenta los márgenes de beneficio. El outsourcing puede ser una estrategia muy útil para los márgenes de ganancia de una empresa y para fines de productividad.” (El Economista, 2019). De acuerdo con STPS (citado en El Economista) hay 4.6 millones de trabajadores relacionados con la subcontratación, esto quiere decir que 4.6 millones de personas están sujetas a su trabajo como una mercancía negociada por terceros orientada por la acumulación de capital.
Para el trabajador parece difícil identificar quién es amigo y quién es enemigo, el valor de su trabajo no sólo ha desaparecido simbólicamente, también en la ley parece que este no importa. Las empresas suelen posicionarse ante esto como neutrales, como instituciones que velan por la economía del país, por el bien colectivo pero en el concepto de lo político, asumirse como neutral es en sí un posicionamiento político, se inclinan por el interés particular. Casi de forma natural se posiciona como enemigo del trabajador que es explotado, que es mercantilizado y que no es escuchado.
El gobierno está obligado a velar por el bien de los ciudadanos, en este caso los trabajadores. En este sentido el trabajador sólo puede considerarse a sí mismo y al gobierno (sólo si es capaz de velar por su bienestar) como amigo. Esta semana el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció la iniciativa de reforma para acotar la subcontratación, el conflicto de lo político entre el gobierno y las empresas es claro pero es importante que no perdamos de vista al trabajador, aquel que en tiempos de capitalismo voraz y pandemia es importante proteger y ser solidarios.
Toca entonces posicionarnos y actuar como colectivo, exigiendo a través de la ley valor, y redignificación laboral. Toca construir y vigilar procesos.
Fuentes consultadas: Redacción El Universal. (2019). Qué es el outsourcing y cómo funciona. Recuperado de: https://www.eluniversal.com.mx/.../que-es-el-outsourcing... Sennett, R. (1997). Carne y piedra. El cuerpo y la ciudad en la civilización occidental. Madrid: Alianza Editorial. Weber, M. (2004). La ética protestante y el <<espíritu>> del capitalismo. (3a reimpresión). Madrid: Alianza Editorial.
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